viernes, 22 de agosto de 2025

Salamanca - Sevilla (etapa 8. Monesterio -Sevilla)

 ¡¡¡Casa!!!

Parece que lo he conseguido, pero por ser la última etapa, también ha tenido sus dificultades. Mi idea inicial era atravesar tranquilo la sierra que separa Extremadura de Andalucía (de Aracena en Huelva, Sierra Morena para los sevillanos), sin forzar la máquina. Sabiendo que aunque la tendencia era descendente, siempre me iba a encontrar con muchas subidas. Y así fue. 


 Pero lo cierto fue que, a pesar de las dificultades, hoy las piernas me respondían bien. Pensaba comer en El Ronquillo y coger fuerza para la principal dificultad del día de hoy y de todo el viaje: la Cuesta de la media fanega.



Unos tres kilómetros y medio con una pendiente media entre el 6% y el 7%. Con algunas pequeñas rampas cercanas al 10%. Una tachuela para los corredores de la vuelta a España, todo un Tourmalet para mí. Sin embargo, como decía, todo iba muy bien para mis piernas y a eso de las 12:00 ya estaba en El Ronquillo y no me merecía la pena parar. Así que continué, totalmente convencido de que haría la mitad de la subida andando (y sin vergüenza..., o muy poca). Pues no fue así y la subí entera montado sobre la bici ¡ole yo! No sé si a ello ayudó las numerosas pintadas en el asfalto animándome por parte del pueblo de El Cuervo: eternamente agradecido.


El caso es que tampoco tenía mucho apetito al llegar a la Venta del Alto y decidí realizar una pequeña parada (aliño de remolachas que supo a gloria) y continuar. Desde allí casi todo es bajada, con algunas pequeñas rampas. Pero ya con el cansancio acumulado y el calor, el llegar a casa se convirtió en un suplicio. A ello también contribuyó que esos últimos kilómetros de la N-630 tenían muchísimo más tráfico del que yo pensaba que iba a tener.

Pero, arrastrándome, he llegado a casa, sano y salvo. Feliz de haber llegado, de haber realizado esta pequeña proeza para mí y convencido de que a esta "aventura" le seguirán otras: me ha picado el gusanillo. 

jueves, 21 de agosto de 2025

Salamanca - Sevilla (etapa 7. Villafranca de los Barros - Monesterio)

La etapa de hoy se podría resumir en una palabra: muerto. No literalmente, claro está. Si fuera literal, no estaría redactando estas palabras, como puedes sospechar. 
En teoría era una jornada relativamente sencilla, menos kilómetros que otros días y un perfil relativamente plano. Pero este último era engañoso: prácticamente en todo momento se estaba en un falso llano con una pendiente siempre de un 1% o un 2%. No es mucho, pero a estas alturas cansan y sobre todo porque creo que me pesaban en las piernas los kilómetros de ayer. En cualquier caso, es otra de las fases de este tipo de viaje: a veces se vuela eufórico y otras se arrastra uno como un caracol. Como un caracol cansado. Supongo que todo esto permitirá conocerse mejor a uno mismo, pero hubiera agradecido no conocerme tan bién y estar hoy más fuerte.
El pedaleo me llevo primero por Tierra de Barros hasta irme adentrándome en las inmediaciones de la Sierra Morena de Sevilla, que marca el límite entre Extremadura y Andalucía. 
Por los dos últimos pueblos: Fuente de Cantos y Monesterio ya había pedaleado hace unos años con uno de mis hijos, así qué era territorio conocido, por lo cual sabía que desde este último pueblo los 10 km que me faltaban eran todo de bajada. Así que me tomé el llegar a Monesterio como si fuera la meta de hoy. Allí encontré un bar en el que tomé un espléndido bocadillo de jamón. Puede que haya sido lo mejor de la jornada junto con la habitación del hotel en el que me encuentro en este momento.
Si todo sale bien, mañana llegaré a casa. Creo sinceramente que ha merecido mucho, mucho la pena.

miércoles, 20 de agosto de 2025

Salamanca - Sevilla (etapa 6. Cáceres - Villafranca de los Barros)

La etapa más larga de todo el viaje, casi 120 km. Bien, es verdad que bastante llana y con el viento a favor. Con el viento a favor uno se cree Pogačar, pero lo cierto es que daba un gusto tremendo ir por encima de los 35 km/h sin esfuerzo ninguno. Aún así, se ha hecho dura, más que nada por diversos fallos de organización y por un malestar que me da muy de vez en cuando ¡tenía que ser hoy!
Todo iba marchando sobre ruedas, nunca mejor dicho, hasta llegar Aljucén, localidad en la que me vino la pequeña indisposición que me tuvo K.O. durante unos 30 minutos, y después el miedo que se te queda en el cuerpo. 
Afortunadamente me repuse y pude seguir el camino. Poco después del mediodía llegué a Mérida y allí, aunque las obras no lo pusieron fácil, crucé el segundo gran río de este viaje: el Guadiana.
En la misma Mérida, paré a tomar algo en un bar y allí había un grupo ciclistas, de carreteros, algunos de los cuales creo que me ganaban en edad. Así que tocó tertulia un rato y escuché sus consejos, de dónde comer, etc. Y aunque el consejo no era malo, sí que fue un error seguirlo. Me explico: era uno de estos restaurantes donde sirven un copioso menú con dos platos y postre y no fue la mejor idea para seguir pedaleando por la tarde con más de 30 grados de temperatura. Así que los kilómetros de la tarde han sido bastante penosos, al menos a rato. En Almendralejo tomé la sabia decisión de parar un rato para intentar hacer la digestión. Y ya casi saliendo del pueblo. Encontré un bar y allí paré a tomar una Coca-Cola. Fue un buen rato porque pegué la hebra con dos paisanos y estuvimos un rato hablando de lo humano y lo humano. Ayer mencioné la geografía como una de los grandes ventajas de viajar en bicicleta. Quiero decir que se ve cada río, cada monte, cada pueblo. Otra de las posibilidades que te ofrece este método de desplazarte es hablar con gente que te vas encontrando por el camino. 
Desde Almendralejo quedaban ya poco más de una docena de kilómetros que se hicieron bastante leves y ahora estoy alojado en uno de esos hoteles de carretera sin mucho glamour, pero bastante correcto. 
Creo que en dos días llegaré a casa. 

martes, 19 de agosto de 2025

Salamanca - Sevilla (etapa 5. Grimaldo - Cáceres)

Hoy ha sido el día que mejor me he encontrado. Mis piernas no se fatigaban en las subidas y, ni mucho menos, en las largas rectas. Supongo que el viento, que ha cambiado y ahora es ligeramente favorable, ha sido el principal responsable de esas sensaciones. Aunque me gustaría creer que también mis piernas se están haciendo algo más fuertes. 
También es verdad que esos sentimientos positivos se concentran en mitad del recorrido, porque el comienzo y el final no lo han sido tanto. El comienzo por el viento lateral y el final por el mucho tráfico al acercarme a Cáceres. 
Efectivamente , al poco de salir de Grimaldo había una pequeña subida y al final de la cual me encuentro un cartel de Puerto de los Castanos. Sinceramente me sorprendió qué tan leve subida mereciera un nombre propio. No solo eso, sino que a los pocos metros había también una casa decorada con colores. Muy estridentes y con un rótulo que rezaba Club Puerto de los Castanos (aunque sospecho que, en este caso, «rezaba» no es la palabra más adecuada para describir el contenido del rótulo. O sí, nunca se sabe). Poco después me quedó claro el porqué de tildar de «puerto» a tan exigua cuesta. Y es que la otra vertiente tenía de todo menos de exigua. Puede parecer esto una buena noticia, pensando que las cuestas hacia abajo son una bendición para un ciclista, pero en esta ocasión había factor que hay que tener muy en cuenta: el viento que durante todo la bajada fue lateral y muy fuerte. En Román paladino: iba cagado. Así que los primeros kilómetros más que una fuerza de piernas se convirtieron en un esfuerzo de manos. Para colmo había bastante tráfico y con muchos camiones. Pero en algún momento dado distingui algo que parecía casi el mar: el embalse de Alcántara, conocido oficialmente como José María Oriol, falangista, alcalde de Bilbao durante la dictadura y uno de los procuradores de las Cortes franquistas que se opuso a que se dieran libertades democráticas a los españoles, incluso después de la muerte de Franco.
Uno de los grandes hitos de hoy era cruzar el Tajo. El primer gran río que me encontraba en mi camino. Esta es una de las grandes sensaciones. Cuando se va en bicicleta: tengo la sensación de que cuando se viaja por otros medios, simplemente te trasladas de A a B. Sin embargo, con la bicicleta vas recorriendo la geografía, esos hitos que estudiaste de pequeño, ayer como quien dice. 

Ya he adelantado que la otra parte no tan positiva fue la llegada a Cáceres, más que nada por el tráfico muy intenso que no hacía agradable el pedaleo, pero es un peaje que hay que pagar. Por contra, se puede disfrutar de paisajes como los que he visitado hoy.

lunes, 18 de agosto de 2025

Salamanca - Sevilla (etapa 4. Plasencia - Grimaldo)

La etapa más sencilla hasta el momento. Han sido solo 35 km, con buena temperatura y el viento no era en contra. Así que he llegado al objetivo que tenía, Grimaldo, bastante temprano y nada fatigado. Espero que me sirva de descanso para tomar fuerzas en las próximas jornadas. 
(Se me ve con cara de asco porque intentaba tapar las tres últimas letras del nombre del pueblo)

De lo que sí, quisiera hablar es del propio Grimaldo y del alojamiento en el que estoy: la posada de Grimaldo. El pueblo en sí son casi literalmente tres casas, pero tiene su iglesia y su castillo. La primera está cerrada casi siempre y el segundo es de propiedad privada y no se puede pasar. Aún así se pueden admirar ambos desde fuera y son coquetos y bonitos. Servicios tiene lo justo: su bar y un asador, pero este estaba cerrado por ser lunes. 
En cuanto al alojamiento la posada de grimaldo, como ya he dicho anteriormente ha resultado ser todo un descubrimiento, una casa rural con cinco habitaciones, las cuales se pueden alquilar individualmente todos rodeado de mucha vegetación y con dos personas que la atienden que son de los más amables. Muy muy recomendable.

domingo, 17 de agosto de 2025

Salamanca - Sevilla (etapa 3. Béjar - Plasencia)

Sobre la etapa de hoy más que hablar de mí, me gustaría hablar algo sobre los fuegos, que han sido un gran condicionante. Existen varios de ellos muy activos en la provincia de Cáceres que es la que estoy atravesando. De hecho, no sabía si hoy podría avanzar algo o solo unos cuantos kilómetros. 
La idea original era usar la Vía Verde desde Béjar hasta Plasencia y después, si las fuerzas ayudaban, seguir hasta Grimaldo. La ventaja de esa vía verde es que está muy bien acondicionada y todo o prácticamente todo es de descenso. Así que con buen ánimo partí desde Béjar y me encaminé hacia dicha Vía Verde. Desde las primeras pedaladas ya me impresionó la belleza de ella, la via verde, no las pedaladas; prácticamente todo el camino está rodeado de árboles que forman una bóveda que te protegen del sol. 
En un momento, dado a la derecha de la ruta se veía un paisaje impresionante: abajo un pantano, todo rodeado de montañas, algún pueblo salpicado entre los valles y, para que todo no fuera perfecto, un devastador incendio a la izquierda. 

En diversas ocasiones, al cruzarme con alguien, le preguntaba si la ruta estaba abierta o no. Y en general todos me decían que sí que estaba abierta. Sin embargo , en Hervás, alguien me desaconsejó continuar y me sugirió que me quedara en el propio Hervás. Decidí andar unos cuantos kilómetros más y entonces me crucé con alguien que subía y lo paré para preguntarle por la ruta. Resultó ser alguien que se estaba preparando para el campeonato de España de gravel y que ya había participado en el mundial y que venía desde Plasencia, por lo tanto,  la ruta estaba abierta y no entrañaba peligro. Lo único que me previno es que más adelante encontraría los restos del fuego que había pasado por encima de la Vía Verde. Y así fue y era desolador, aunque todo parecía apagado sí que se notaba aún el calor que emanaba de la tierra y del negro de las cenizas que reflejaban la luz del sol. Por dar un toque de optimismo, diré que daba la sensación de que los árboles, al menos en esa zona, habían aguantado bastante bien el fuego y el calor y confío en que se recuperen.
Al final de la Vía Verde, la verdad es que me encontraba un tanto cansado: el calor, el viento de frente, los kilómetros acumulados. Con lo cual decidí, aunque era muy temprano, quedarme a pasar la noche en Plasencia.

Mañana se presenta otra jornada con gran incertidumbre, de nuevo por los incendios. Uno de los posibles objetivos que es Casar de Cáceres se encuentra rodeado del fuego, supongo que me quedaré un poco antes y así esperar a ver cómo evoluciona todo.

sábado, 16 de agosto de 2025

Salamanca - Sevilla (etapa 2. Mozárbez - Béjar)

Lo principal que se puede decir de la ruta de hoy es que ha sido aburrida. Lo digo eso en un sentido positivo. En principio, había varias dificultades: mucho calor, casi 800 m de desnivel positivo y algo de viento en contra.


 Sin embargo, todo ha ido bastante bien, con muchas paradas por el calor, pero nada reseñable. Más o menos a mitad de camino estaba Guijuelo y allí paré a tomárme, una Coca-Cola y un bocadillo de jamón. Guijuelo es famoso por su jamón, pero yo debo haber tenido mala suerte cada vez que he parado allí. En primer lugar, en muchos bares hay numerosos signos de extrema derecha, lo cual ya predispone a uno en contra, pero lo cierto es que paré en un bar y pedí una Coca-Cola y bocadillo de jamón y el pan era malísimo y el jamón de muy baja categoría, para colmo no se podía pagar con tarjeta cosa que detesto profundamente. La Coca-Cola estaba bien.
Durante toda la ruta había bastantes subidas y bajadas, pero es cuestión de tomarlo con filosofía y tranquilidad. Lo que sí es destacable es que este día he alcanzado el punto más alto de toda la ruta, poco más de 1200 metros sobre el nivel del mar. 

A partir de ese punto todo era bajada  hasta Béjar. 
He llegado a dicho pueblo sobre la 1:30 de la tarde y me he alojado en un hostal que, para colmo, no tiene aire acondicionado. 
Por la tarde noche, aunque estaba bastante distraído por una larga sucesión de jadeos, golpes acompasados y alguna que otra referencia a la divinidad, he ido a dar un paseo para comprar algunas vituallas y cenar algo. Curiosamente, al terminar la cena mientras volvía a mi stand, recibí un golpe en el hombro y cuando me vuelvo indignado veo que es una pareja muy amiga de nosotros. 
Realmente no sé qué hacer. Mañana hay incendio forestales muy graves muy cercanos y, en principio, la ruta prevista pasa casi por ellos. Ya veremos.