domingo, 10 de abril de 2016

A China sin palo selfie. Días 8 y 9

El último día en Xian lo teníamos dedicado a subir a Hua Shan, que es una de las montañas sagradas del taoísmo y que en muchas entradas de internet aparece como el camino más peligroso del mundo. Aclaremos conceptos: no lo es en absoluto, hace unos años puede que tuviera mucho peligro, pero hoy la  ruta la realizan señoras de 70 años (con buena forma física) y delicadas señoritas con tacones de aguja (con mala salud mental).
Huan Shan es un macizo granítico que se eleva más de 2000 metros en mitad de una llanura enorme. Tiene cinco picos y Pablo, el amigo de Alberto que vive en Xian, nos dijo que podíamos subir en telecabina hasta el pico norte, andar hasta el pico oeste y bajar en telecabina desde allí. Resulta que el pico oeste es más de 400 metros más alto que el norte y menos mal que se nos antojó preguntar si se podía hacer al revés, porque las miles de personas que se ve que no preguntaron e hicieron el camino de norte a oeste todavía tienen que estar allí: bajar era una grandísima paliza, no quiero ni pensar qué hubiera sido al revés.
En cualquier caso, el sitio es realmente maravilloso y me temo que totalmente desconocido para los turistas occidentales: no vimos ni uno. También es de destacar que esta expedición la componen dos robustos y apuestos veinteañeros y el cincuentón que esto escribe, pues bien: yo he sido el único que ha conseguido, hasta la fecha, tener a una atractiva y jovencita china agarrada de su brazo durante 20 minutos. al montarnos en el telecabina, se montó una pareja china con nosotros, muy agarraditos de la mano, pero nada más ponerse en marcha aquello, ella se soltó del novio, se agarró a mi brazo y no se soltó hasta que todos nos bajamos: triunfo allí adonde voy.
Ya de vuelta para Xian, habíamos apalabrado que el coche que habíamos contratado nos dejara en la estación, así que íbamos con nuestras maletas y nos tocó allí una larga espera. La estación norte de Xian está muy alejada del centro, en una zona en la que solo hay enormes bloques de apartamentos en construcción. La propia estación es también grande, como todo en China, pero puede que demasiado porque a mitad de la estación hay un gran toldo verde que la parte en dos y hace que sólo se esté en una mitad; supongo que si aumenta el tráfico quitarán el toldo. Me ocurrió allí algo curioso, estaba yo leyendo uno de los fantásticos libros de Peter Hessler sobre China y el resto de la tropa estaba explorando la estación, según ellos, restañándose las heridas que les había causado el que yo ligara y ellos no, según yo. En un momento dado levanté la vista del libro y la estación, que un momento antes estaba atestada, la descubrí totalmente vacía: yo era el único que esperaba en ese inmenso vestíbulo.
Desde Xian a Shanghai de nuevo nos hemos desplazado en tren nocturno, con lo que hemos llegado a la ciudad más poblada de China a las 8 de la mañana, hemos tomado el metro hasta el que creíamos que era nuestro hostal y allí nos lo hemos encontrado cerrado, así que nos hemos dirigido al que creíamos que no era nuestro hostal y allí estaba la reserva. Después de desayunar, nos hemos tirado a la calle y a dos pasos está el Bund que viene a ser como Alcalá, Gran Vía o Paseo de Gracia pero dando al río y con los enormes rascacielos de Pudong a la otra orilla. Después hemos subido por Najing Rd, máximo exponente del consumismo chino hasta la plaza del Pueblo y hemos vuelto al hostal para que nos dieran habitación. Después de una ducha, de nuevo a la calle, hemos comido (regular) y tomado un metro hasta Pudong. No se puede acceder aún a la Shanghai Tower, el segundo edificio más alto del mundo, así que hemos subido al observatorio del Shanghai World Financial Center, edificio inconfundible porque tiene forma de abrebotellas y el observatorio está en la parte arriba del abrebotellas. La vista es espectacular, pero como en todas las ciudades de China, siempre existe una bruma que impide disfrutar de ella al 100%.
Desde esa zona parte el único tren de levitación magnética del mundo y lleva hasta uno de los aeropuertos, así que compramos un billete de ida y vuelta para ver qué se sentía cuando se iba en tren a más de 400 km/h. Pues no lo sabemos, porque nunca llegó a pasar de los 301 km/h, que no está mal, pero es del nivel del AVE.
Para terminar el día nos fuimos a la antigua delegación francesa: mucho lujo, mucha gente guapa y tiendas y restaurantes exclusivos: hasta un concesionario de Tesla.
Tendremos que volver a ver el barrio de día.
Con mi "novia" china
Las parejas dejan estos candados por todos sitios en Hua Shan





El pico oeste









































El pico norte





El Bund

A pocos metros unos de otros, dos parejas de recién casados se estaban fotografiando, los de debajo de estas líneas parecían modelos o algo similar, olían a ricos en cualquier caso, la otra pareja no El contraste no podía ser más cruel. Les deseo toda la felicidad a ambos (por ambos quiero decir a los de arriba de estas líneas).

Pudong




En el Bund hay buzón y había decenas de jovencitas esperando una cola larguísima para hacerse una foto en él, ignoramos la razón




El del centro es la Shanghai tower, el segundo edificio más alto del mundo






Los pantalones de muchos bebés chinos son simplemente dos perniles, para facilitar el cambio de pañal

3 comentarios :

  1. Me muero de envidia. Muchos besos

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  2. Pues en las fotos, se da la impresión de que la subida a Hua Shan sea el camino más peligroso del mundo.
    En Europa tener una barriga grandota es estar gordo, en china es tener mucha fuerza. La pobre se ha equivocado diría yo. jajajaja. En cualquier caso, se la ve (en la foto)segura y bien protegida. Bravo!!! has vuelto a triunfar Alberto.

    Por cierto las fotos son impresionantes.

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