Hoy ha sido un día tranquilo porque mañana nos espera una auténtica paliza (creo).
Os recuerdo que estamos en Xian, que es uno de los cruces de caminos importante de China y que era uno de los puntos de partidas de la Ruta de la Seda, que ni era una ruta única, ya que tenía numerosas ramificaciones, ni era exclusiva de la seda, ya que las especias y, en general, todos los bienes chinos jugaban un papel fundamental en dicho intercambio comercial. El propio comercio hizo que llegaran apóstoles musulmanes a China incluso antes de la Hégira de Mahoma y aquí en Xian tenemos una de las mezquitas más antiguas del extremo oriente ya que data del 742 (apenas 100 después de la muerte de Mahoma). Por dentro, la mezquita es difícil de distinguir de muchos otros templos chinos, pero sí que tiene un aire distinto que la hace muy interesante. También la vestimenta de los que van allí a orar es ligeramente diferente a la del resto de los chinos.
Para tener todos los billetes del resto del viaje, nos hemos acercado a la estación de tren, que es distinta de la de llegada y es un edificio moderno y enorme, como tantas otras cosas aquí en China, y rodeada de bosques de mastodónticos bloques de apartamentos aún en construcción o vacíos.
Después hemos tomado el metro hasta la puerta sur de la muralla (se conserva completamente toda la muralla de 14 km que rodeaba el antiguo Xian) y cerca de allí hemos andado por una preciosa calle donde decenas de artesanos venden textos caligráficos o útiles de escritura.
Mañana tocará levantarse temprano porque he propuesto un plan a la tropa que inmediatamente ha sido acogido con entusiasmo (lo cual me ha producido cierto temor): un coche nos recoge y nos lleva hasta Hua Shan (que creíamos que nos iba a ser imposible de visitar por falta de tiempo), después de que nos hayamos deslomado allí, volvemos con el mismo coche y nos acercará hasta la estación en la que tomamos el tren para Shanghai.
Así que mañana no habrá crónica por una razón segura y otra probable: la segura es que por la noche estaremos en el tren camino de Shanghai y la probable es que me despeñe por alguno de los riscos de Hua Shan y me encuentre doliente en algún hospital chino (que será enorme como todo).
Os recuerdo que estamos en Xian, que es uno de los cruces de caminos importante de China y que era uno de los puntos de partidas de la Ruta de la Seda, que ni era una ruta única, ya que tenía numerosas ramificaciones, ni era exclusiva de la seda, ya que las especias y, en general, todos los bienes chinos jugaban un papel fundamental en dicho intercambio comercial. El propio comercio hizo que llegaran apóstoles musulmanes a China incluso antes de la Hégira de Mahoma y aquí en Xian tenemos una de las mezquitas más antiguas del extremo oriente ya que data del 742 (apenas 100 después de la muerte de Mahoma). Por dentro, la mezquita es difícil de distinguir de muchos otros templos chinos, pero sí que tiene un aire distinto que la hace muy interesante. También la vestimenta de los que van allí a orar es ligeramente diferente a la del resto de los chinos.
Para tener todos los billetes del resto del viaje, nos hemos acercado a la estación de tren, que es distinta de la de llegada y es un edificio moderno y enorme, como tantas otras cosas aquí en China, y rodeada de bosques de mastodónticos bloques de apartamentos aún en construcción o vacíos.
Después hemos tomado el metro hasta la puerta sur de la muralla (se conserva completamente toda la muralla de 14 km que rodeaba el antiguo Xian) y cerca de allí hemos andado por una preciosa calle donde decenas de artesanos venden textos caligráficos o útiles de escritura.
Mañana tocará levantarse temprano porque he propuesto un plan a la tropa que inmediatamente ha sido acogido con entusiasmo (lo cual me ha producido cierto temor): un coche nos recoge y nos lleva hasta Hua Shan (que creíamos que nos iba a ser imposible de visitar por falta de tiempo), después de que nos hayamos deslomado allí, volvemos con el mismo coche y nos acercará hasta la estación en la que tomamos el tren para Shanghai.
Así que mañana no habrá crónica por una razón segura y otra probable: la segura es que por la noche estaremos en el tren camino de Shanghai y la probable es que me despeñe por alguno de los riscos de Hua Shan y me encuentre doliente en algún hospital chino (que será enorme como todo).
Torre del Tambor |
Volando cometas |
Bazar junto a la mezquita |
La mezquita de Xian |
En general, Xian da la sensación de una ciudad bien urbanizada, con amplias avenidas |
Entrada de la calle de los artesanos |
Alberto y Pablo comiendo una comida típica de Xian (una sopa de pan) que estaba exquisita |
La dueña del lugar (musulmana) |
Que tal,Alberto.
ResponderEliminarGracias por compartir tus vivencias. Muy,interesante y,como no divertido. Me alegra saber de vosotros. Un beso,muy grande
Mariló!!! Hace un siglo que no hablamos. Muchas gracias y seguirás sabiendo del viaje por aquí.
EliminarMuchos besos